En el estado de Washington, en de la costa oeste de Estados Unidos, una ley fue aprobada por el Senado estatal que permite que los restos humanos funcionen como composta para jardines y cultivos.
Ahora, los restos humanos pueden ser los cimientos de un jardín a las puertas de una casa, o pueden servir para alimentar las raíces de los árboles.
La idea, aprobada el pasado jueves 25 por el Congreso local de Washington, está a la espera de la firma del gobernador, Jay Inslee, para un visto bueno final.
Así, el estado busca convertir el compostaje en una alternativa al entierro o la cremación mediante un proceso que dura 30 días y por el cual el cadáver se convierte en un abono natural y seguro.
La iniciativa de ley, aunque ha florecido únicamente en el estado de Washington, tiene cada vez más adeptos en Estados Unidos como una forma legal de aportar al medio ambiente después de la muerte, pues en muchos países está prohibido depositar restos humanos fuera de cementerios o sitios de entierro autorizados.
Morir de manera ecológica
El antropólogo forense Daniel Wescott explica que el cuerpo humano toma meses degradarse en la tierra, además de que depende de la calidad del suelo. En un ambiente seco, el cuerpo se puede momificar; mientras que en zonas más húmedas, el rostro se puede degradar en pocas semanas.
Si tienes una buena cantidad de actividad de bacterias, en un mes el cuerpo humano ya debería estar degradado en la tierra”, dijo Wescott a la BBC.
Sin embargo, la degradación orgánica del cuerpo es cada vez menos común: más de la mitad de los cuerpos de fallecidos estadounidenses fueron cremados en 2016, mientras que los que son enterrados van dentro de ataúdes de madera y metal, lo que ralentiza su degradación.
La naturaleza sabe transformar nuestros cuerpos en tierra. En abono”, dijo a la BBC Nina Schoen, una de las promotoras de la idea de convertir el cuerpo humano en compostaje. “Lo que es más importante, al menos para mí, es que mi cuerpo sea capaz de devolverle a la Tierra lo que ella hizo por mí cuando yo estaba viva y, a través de ese proceso, crear nuevas fuentes de vida”, agregó.
Para comenzar a hacer del compostaje humano una realidad, una mujer estadounidense llamada Katrina Spade fundó una empresa llamada Recompose, la cual tiene sede en la ciudad de Seattle, en Washington.
Ella es quien señala que puede convertir el cuerpo humano en abono en tan solo 30 días, al acelerar el proceso natural de descomposición agregando una mezcla de astillas de madera y otros ingredientes biodegradables en temperaturas cercanas a los 50 grados.
Esto hace que microbios y bacterias termofílicas aceleren su trabajo y ayuden a causar una descomposición más eficiente y rápida, además de realizar un proceso de desinfección de bacterias causantes de enfermedades por las altas temperaturas.
El resultado: abono que se puede usar de manera segura.
Tenemos toda esta energía que muchas veces es quemada o sellada en ataúdes que podemos utilizar para ayudar a que la vida continúe”, dijo Nora Menkin, directora de una funeraria para personas sin recursos con sede en Seattle.
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