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Foto del escritorCristian Díaz Sandoval

Cada quien con su criminología

Actualizado: 6 dic 2020

No he dejado de leer, ver, y escuchar, toda una diversidad de formas descriptivas de la criminología en México. Mientras que en el centro se observa una tradición teórica, en el norte se aprecia otra, y en el sur, otra más, que en la mayoría de los casos no cuentan con un fundamento más allá de lo transmitido oralmente. No solo eso, ello también cambia de centro de estudio a centro de estudio. Básicamente, no existe un consenso básico, general, sobre los fundamentos o estructura de la enseñanza de la criminología en México y en toda América Latina. Grave problema.


¿Ocurrirá lo mismo en otros países? Por ejemplo, en España, donde se piensa que están más avanzados en materia de criminología, pero refieren que es lo contrario, que eso es en México. En Sudamérica las cosas en torno al desarrollo de la criminología aun me son grises. Se suele señalar que Argentina realiza constantes aportes muy interesantes, pero no necesariamente desde una perspectiva de la criminología, sino de la psicología u otras ciencias, cosa que también ocurre con otros países.


En México, lo único que se podría decir que se repite en todo lugar durante la enseñanza básica son los mismos conocimientos de hace aproximadamente 50 años. Las mismas fuentes bibliográficas, los mismos debates interminables y, por tanto, los mismos problemas sin fin.


Regularmente aparecen nuevos libros —posiblemente me decida en algún momento a realizar una reseña de cada libro de criminología que he leído—, pero caen en repetir, con palabras distintas, lo mismo de antaño. Pretenden aportar algo nuevo, como definiciones, ideas, etcétera, pero solamente eso, termina siendo material no necesario.


Lo anterior es desafortunado porque se suele dar un mayor valor a los libros que a las investigaciones o artículos científicos publicados en diferentes revistas académicas, que es en donde podemos encontrar los más recientes avances en torno a las violencias, el comportamiento criminal o antisocial, a los programas de prevención, sus resultados, evaluaciones, entre otros. Lamentablemente los libros de este tipo tienen una fama no merecida, y más si éstos no se analizan críticamente.


Es probable que dichos libros o fuentes sean buenas solo para su estudio histórico, es decir, para el estudio de la criminología y su evolución o desarrollo a través del tiempo, pero no para continuar haciendo uso de ese material como las bases de un todo que es mucho más grande de lo que se enseña.


Pero si lo que queremos son libros forzosamente, existen grandes joyas realizadas no por criminólogos, sino por especialistas de otras áreas o ciencias, por divulgadores de la ciencia que, indirectamente, realizan excelentes investigaciones en torno a los fenómenos de investigación de la criminología de una manera que permiten un desarrollo integro. Suelo decir que un buen libro de criminología no necesariamente debe de llevar el nombre “criminología” como título.


Esta pequeña situación que describo aquí es más preocupante de lo que parece. Por ejemplo, en el norte de México señalan que uno de los objetos de investigación de la criminología son las conductas disruptivas, mientras que, en el centro del país, es el comportamiento antisocial. Los abogados señalan que, así como sus alumnos, es el delito, mientras que los desarrollos más actuales indican que es la violencia.


Mientras algunos organismos aplican programas de intervención tomando en cuenta el control, disminución y por último la prevención de determinados hechos, la gran mayoría se van únicamente hacia la prevención, la cual por si misma suele ser inefectiva, especialmente si se usan pláticas en las escuelas, programas de manualidades de un mes y cosas semejantes.


Todos hacen lo que quieren, usan su criminología de los sueños esperando ver si sirve o no, o a ver qué pasa. No se siguen, básicamente, los principios de la ciencia, aunque en realidad parece que se ignora su existencia.


Parte de esto, la enseñanza o preparación se divide en lo siguiente:


  1. Derecho + Criminología, en donde todo es con enfoque jurídico, con un poco, muy poco de psicología, perfilación criminal, y criminalística.

  2. Criminalística + Criminología, especialmente diseñado para que la mayor parte sea criminalística, un poco de derecho, y muy poco de criminología, psicología, etcétera.

  3. Criminología + Psicología, donde, de cierta manera, el nivel es más aceptable, aunque persiste la tendencia de combinar con Derecho, criminalística, entre otras.


Básicamente, es meter materias porque “no se sabe qué más poder ingresar”. Es un problema grave porque repercute en la misma criminología y el desarrollo de los estudiantes, y por ende, de los resultados al momento de aplicar la criminología en la sociedad de forma efectiva.


Es un problema que puede solucionarse con facilidad. Solo se requiere que las personas con los conocimientos adecuados en torno a la criminología, no una criminología clásica del Derecho o de la criminalística, sino moderna, para la intervención efectiva, sistematizada científicamente, propongan actualizaciones efectivas.


Los programas académicos no deberían estar basados en mitos. Es decir, en meter materias para atraer a personas y por ende ganar más dinero, por ejemplo, poner materias de balística, grofoscopía, medicina forense y demás cosas con apellido “forense”. ¿De qué pueden servir? Si se quiere especializar en ello, por ejemplo, balística, lo mejor es estudiar física y de allí proseguir a balística.


Tenemos muchos problemas. Mientras por un lado ayudamos en el desarrollo científico o basado en evidencias, por otro lado, se realizan cosas extrañas, basadas en el sentido común, en lo que más parezca impresionante para atraer personas. Pocas son las mentes preparadas para comenzar a producir los cambios necesarios, pero están limitadas, sumamente limitadas, ya que, al querer mejorar las cosas, las barreras se ponen altas por terceros, porque, cualquiera que sea el motivo, porque desean que la criminología siga en el pantano de lo clásico, de las pseudociencias.


Es un hecho que todos podemos hacer algo diferente, sin importar si seamos abogados, psicólogos, sociólogos, médicos, etcétera. Todos han aportado conocimientos, técnicas, estrategias de carácter criminólogas, y hemos sabido sistematizarlas, por tanto, es una muestra de que el trabajo en conjunto es mucho mejor que proseguir con los problemas internos ocasionadas por no querer realizar actividades cognoscitivas complejas como la investigación básica/aplicada.


Criminólogos, tienen mucho trabajo que realizar. Exijan calidad, exijan mejores condiciones de conocimientos, exijan una criminología moderna y no más musgo de pantano.

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