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Foto del escritorCristian Díaz Sandoval

El timo del polígrafo

Actualizado: 17 mar 2022


Desde hace casi un siglo, es costumbre pasar pruebas de polígrafo, para saber si una persona dice o no la verdad. Esto es algo que había sido denunciado desde hace mucho por escépticos que creen que estas máquinas no pueden realmente decir si una persona es veraz o no, mientras que fácilmente se pueden arruinar las carreras de personas honradas.

Historia

Un investigador norteamericano, catedrático en la Universidad de Harvard, William Moulton Marston, desarrolló en 1915 el primer “detector de mentiras”, realizando mediciones de la presión sanguínea. Con el tiempo, se añadieron mediciones de producción de sudor, ritmo respiratorio y ritmo cardiaco, surgiendo el nombre “polígrafo” que hace referencia a las múltiples medidas y a que registra estos valores fisiológicos mediante gráficos que miden las variaciones desde un nivel promedio. La teoría, sin base científica, es que esos valores fisiológicos cambian debido al conflicto psicológico que ocasiona decir una mentira. A lo largo de su uso, durante más de 80 años, se ha desarrollado un complejo sistema de preguntas y respuestas directas, con preguntas obvias y preguntas trampa, que permitiría a jueces entrenados poder discriminar si se está diciendo o no la verdad.

Refutación

Aunque al polígrafo se le llama a veces "detector de mentiras", este término es engañoso. Un polígrafo no detecta mentiras, sólo la excitación que, se supone, se genera al decir una mentira. Los examinadores de polígrafo no tienen otra opción que la de medir el engaño de una manera muy indirecta ya que no existe un patrón de actividad fisiológica relacionada directamente con la mentira.

La Academia Nacional de la Ciencia estadounidense, creó a comienzos del 2005 un equipo de investigación para intentar determinar si el uso del polígrafo aporta algo. Sus resultados dados a conocer afirman que: la máquina de la verdad no es fiable. Tras dieciocho meses de estudio y con una inversión de más de un millón de dólares los resultados negativos van a suponer un cambio radical en las investigaciones. Igualmente, esto llevará a replantear su uso en numerosos juicios penales en los que se aportaba la prueba del polígrafo (a la que un acusado puede someterse voluntariamente).

En concreto, el informe científico concluye que “las pruebas poligráficas son completamente inválidas como un instrumento diagnóstico para determinar la verdad” en casos de contraterrorismo, contraespionaje, o las actividades pasadas de un solicitante de un puesto de trabajo.

Lo realmente grave más grave era que, aunque no había manera de calcularlo, los “falsos positivos” (casos en los que se afirma que el sujeto miente, aunque no haya sido así) han generado más problemas y gastos que los posibles resultados fiables de los aparatos.

Tres de los cuatro procedimientos de detección de mentiras más populares que utilizan el polígrafo (Prueba Relevante/Irrelevante, prueba de preguntas de Control y prueba de mentira dirigida) se edificaron bajo la premisa de que, mientras se contestan las supuestas preguntas "relevantes", los mentirosos estarán más excitados que cuando contestan las preguntas de "control", debido al temor a ser detectado (el miedo de ser atrapado mintiendo). Esta premisa es algo ingenua dado que quienes dicen la verdad también puede excitarse al responder a las preguntas pertinentes, en particular:

(1) cuando estas preguntas relevantes son cuestiones que evocan emociones (por ejemplo, cuando a un hombre inocente, sospechoso de haber asesinado a su amada esposa, se le hacen preguntas sobre ella en una prueba de polígrafo, el recuerdo de su difunta esposa podría volver a despertar fuertes sentimientos acerca de ella).

(2) cuando el examinado, inocente, tiene miedo de que sus respuestas honestas no vayan a ser aceptadas como verdad por el examinador del polígrafo. La otra prueba popular es la Prueba de Conocimiento Culpabilidad y se basa en la premisa de que los examinados culpables se excitan más en relación a cierta información debido a las diferentes reacciones de orientación, es decir, muestran las respuestas de orientación más fuertes al reconocer detalles cruciales de un delito. Esta premisa tiene un fuerte apoyo en la investigación psicofisiológica.

Aunque el equipo de polígrafo mide con precisión una serie de actividades fisiológicas, estas actividades no reflejan un solo proceso subyacente. Además, estas actividades no están necesariamente en concordancia, ya sea dentro o fuera de los individuos.

Personas incorrectamente juzgadas por polígrafos como mentirosas o de tener un conocimiento de culpabilidad, pueden ser falsamente condenadas. El personal de calidad puede optar por no afiliarse a organizaciones que utilizan procedimientos que se sabe tienen tasas de inexactitud que no son despreciables.

La prueba poligráfica no tiene bases teóricas científicas, ni se ha demostrado que sea fiable, entre otras razones porque hay demasiadas situaciones en que se pueden producir los cambios de presión sanguínea, ritmo cardíaco, sudoración y ritmo respiratorio (que mide un polígrafo) sin necesidad de mentir.

En un comentario irónico, el físico Robert L. Park, comentaba sobre el asunto:

“El polígrafo descubre incrementos abruptos en el ritmo cardíaco, la presión sanguínea y la sudoración. Por lo tanto, esta máquina es un detector muy fiable de orgasmos. Pero, ¿detecta mentiras? Sólo si uno está fingiendo un orgasmo”.


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