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Khat: ¿Una nueva droga?

Actualizado: 9 oct 2018


Año 1, vol. I agosto-diciembre 2008 | www.somecrimnl.es.tl | Tiempo de lectura aproximado: 6 minutos

 

Esp. Aitor Curiel López de Arcaute

Universidad Valladolid

España

Resumen

Una nueve droga surgió el Barcelona procedente de África subsahariana interceptada en un vuelo con destino a Nueva York. La droga conocida como Khat no es una droga nueva, es una planta de la antigüedad que surge entre los arbustos de café y se cultiva en Etiopia y Yemen y en menos escala en Kenia, Tanzania, Madagascar y Uganda. En la actualidad muchas personas consumen Khat. El costo de esta raíz varía desde 1 euro hasta 600 euros por Kg. Los efectos de esta planta son similares a los de anfetamina que producen los ingredientes activos de esta raíz los cuales están prohibidos por la ONU y la OMS.

Palabras clave: Drogas, Errores, Hospital, Química.

Abstract

A new drug emerged in Barcelona, coming from sub-Saharan Africa, intercepted on a flight bound for New York. The drug known as Khat is not a new drug, is a plant of antiquity that emerges in the coffee bushes and cultivated in Ethiopia and Yemen and less scale in Kenya, Tanzania, Madagascar and Uganda. Nowadays many people consume Khat. The cost of this root varies from 1 euro up to 600 euros per Kg. The effects of this plant are similar to amphetamine that produce the active ingredients of this root which are prohibited by the UN and the WHO.

Key words: Chemestry, Drugs, Hospital, Mistakes.

¿Una nueva droga?

El pasado mes de enero una droga saltó a la actualidad en Barcelona: El Khat. Los Mossos d´Esquadra habían interceptado un alijo de 24,5 kg de una nueva droga en nuestro país; unos 200 manojos envueltos en hoja de platanero y servilletas de papel para mantener la humedad y frescura. Se trataba de una droga procedente del África subsahariana que fue interceptada en el aeropuerto de El Prat y que tenía como destino Nueva York. Los agentes de Ciutat Vella habían sospechado de unos envíos a través de una empresa de L´Hospitalet de Llobregat (Barcelona). No era la primera vez que se había interceptado un alijo de khat en España pero esta ocasión fue la que tuvo más repercusión mediática.

Anteriormente, el 26 de diciembre de 2007, la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana –los conocidos como Alazanes– había decomisado un alijo de 50 kg en Madrid, gracias a las sospechas del gerente de un hotel en el que se habían depositado unas cajas procedentes de Holanda para enviarlas por mensajería a Canadá vía Madrid, que era tan solo un paso previo para tratar de burlar los estrictos controles lógicos ante cualquier paquete que llega a Estados Unidos o Canadá procedente de los Países Bajos, donde existe una mayor permisividad a muchas de estas sustancias. En este caso, el material venía envuelto en papel de estraza y hojas de platanero para mantener la frescura de los tallos.

Tan solo dos días después del alijo de Barcelona, el 14 de enero, se redondeó la puesta de largo de esta droga en Europa con un decomiso de 550 kg por la Policía alemana en la localidad de Flensburg y con la noticia de otro cargamento que se intervino en agosto de una tonelada en el mismo país.

Del pasado al presente en el consumo de drogas

Debemos aclarar que el khat no es una droga nueva ni de diseño, creada recientemente, sino una planta (Catha edulis) que se consume desde la antigüedad. La Catha edulis crece entre los arbustos de café y se cultiva, principalmente, en Etiopía y Yemen y, en menor medida, en Kenia, Tanzania, Madagascar y Uganda. Su historia es tan antigua y discutida como la del café teniendo múltiples tradiciones y leyendas que han sido transmitidas oralmente. Una leyenda habla de dos santos a los que se les apareció un ángel con el khat para que se pudieran mantener despiertos rezando.

La primera vez que se mencionó expresamente la planta fue en el reinado de Amda Syon I, entre 1314 y 1344 d.C. Por entonces, el sultán Moslem de Ifat, Sabradin, fanfarroneaba sobre lo que haría cuando conquistara el reino cristiano y decía: “Haré de su capital, Marad, mi capital también y plantaré khat como regalo al rey”. De acuerdo con la leyenda yemení, Sheik Ibrahim Abbu Zahrabui –un santo islámico de Berbera (Somalia)– viajó a Harar, en Etiopía, allá por el año 1430 d.C. que en aquel tiempo era el centro de cultivo del Khat, introduciéndolo en Yemen en el siglo XV.

Actualmente, se estima que varios millones de personas son consumidores de khat; cantidad que se encuentra en claro incremento. En Yemen, aproximadamente el 50-60 % de las mujeres y el 80-85% de los hombres mastican khat al menos una vez a la semana. En países como Yemen o Somalia muchas de las casas cuentan con habitaciones utilizadas, exclusivamente, para masticar el khat que, indiscutiblemente, es parte de esa cultura y –como tal– cuenta con todo un ritual alrededor de su consumo de igual forma que lo puede ser el puro de un aficionado en un partido de fútbol o en una boda o una copa de buen vino en una reunión de amigos en nuestra cultura.

Cada tarde, millones de yemeníes se sientan en grupos para charlar mientras deshojan y mastican las ramitas del khat que acaban de comprar en el puesto de la esquina. Las “takhizan” son las reuniones sociales en las que se consume khat.

En origen su precio es bajo, en torno a 1 euro/kg; en otros lugares, como el Reino Unido, donde actualmente es legal, cuesta 3 libras pero puede alcanzar un precio entre 300 y 600 euros/kg en países como Estados Unidos.

El primer intento por identificar el principio activo de la hoja del khat fue realizado por Flucer y Gerock en 1887; estos autores consideraron que podría tratarse de cafeína. En 1930 se aisló la catina –o norseudoefredrina– en sus hojas y, en 1958, la alfaaminopropiofenona, una sustancia químicamente muy relacionada con la anfetamina que se denominó catinona.

La Catha edulis es un arbusto pero la presentación habitual, para consumo como estimulante, son las hojas frescas, ramitas, brotes o tallos que frecuentemente se rodean de hojas de platanero para tratar de mantener su frescura hasta un máximo de 3 o 4 días o como no estimulante posteriormente a través de infusiones desde hojas o ramas secas. Las hojas secas también se pueden fumar. La concentración de principios activos disminuye radicalmente cuando se seca.

Algunos nombres utilizados para el khat son ensalada somalí, qat, abyssinian tea, african salad, bushman´s tea, chat, gat, kat, miraa, oat, somalí tea, tohai, tschat, cata, cath, celastraceae, jat, té de los abisinios, tschatt, charla, caftan, té árabe y quat. Hoy en día no es un problema toxicológico, médico-legal ni criminológico en nuestro país. Somos únicamente lugar de paso en su ruta hacia Estados Unidos o Canadá y su consumo se realiza fundamentalmente por inmigrantes, únicamente debemos conocerlo para poder atajar los futuros problemas que pudieran surgir derivados de nuestra cultura de imitación y modismos ampliamente desarrollada.

Conclusión

El consumo de khat produce efectos simpaticomiméticos, con elevada acción estimulante similares a la anfetamina. La catina y la catinona son sus principios activos y no está claro si causa tolerancia ni dependencia física, adicción o síntomas de abstinencia, aunque desde la catinona se puede sintetizar la metcatinona. La catina y la catinona están prohibidos por la ONU y la OMS, a pesar de que existen estudios que catalogan sus riesgos de muy bajos.

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