Autor: Sr. Cristian Díaz Sandoval
Director de la división de investigación, desarrollo y técnica de la FMCC.
Desde hace ya muchos años, al menos en México, se han ofertado (la mayoría distribuidos por medio de las redes sociales) cursos, conferencias, talleres, congresos y hasta diplomados en grafología. Recientemente han aumentado en número de una forma alarmante.
En mi etapa de estudiante, por curiosidad, tomé unos cuantos, ya que la idea de «poder conocer la personalidad de una persona con solo tener unas páginas escritas a mano por ella, seguida de un intenso análisis» me pareció muy atractiva al punto de apoyar en la organización de una conferencia (aún siento vergüenza por ello), e incluso tenía un buen amigo grafólogo que quería convencerme sobre la efectividad de la grafología, ¿de qué forma? Solo me explicaba sus fundamentos, de cómo funcionaba y lo que cada símbolo daba a entender… y listo. Afortunadamente, mi curiosidad se mantuvo, así que continué asistiendo a uno que otro curso (grave error).
Antes de todo esto, años atrás, aproximadamente cuando tenía 14 años, había leído un libro muy bueno, de Carl Sagan: El mundo y sus demonios. La ciencia como una luz en la oscuridad. Pero como era algo distraído no le presté la atención debida, hasta que en, en Facebook, en el inicio salió un artículo sobre Carl, lo leí, sentí nostalgia… Fui rápidamente a la librería, lo compré nuevamente, lo leí en dos días… Allí empezó todo.
Comencé a preguntar en los cursos cuestiones muy sencillas, por ejemplo:
¿Cuál es el fundamento científico de sus afirmaciones?
¿Qué estudios y metaestudios existen en torno a las afirmaciones que nos presenta?
¿Qué estudios y metaestudios podemos leer que den seguridad respecto de los postulados de la grafología?
Otras más que no recuerdo.
En pocas palabras, lo que solicitaba, simple y llanamente, era evidencias que respaldaran sus afirmaciones, pero obtenía, desde argumentos de autoridad, descripciones sobre lo que hacen y cómo hacen, falacias como la del falso escoses (de forma breve, comentaban que había grafólogos, y grafólogos científicos, es decir, grafólogos charlatanes y grafólogos correctos, pero, ¿y las evidencias o pruebas científicas?), ataques personales, argumentos incluyentes del psicoanálisis, una pseudociencia de las más coquetas y otras más que no deseo recordar.
Simplemente no podía aceptar acríticamente afirmaciones tan grandes como que, no solo mediante el análisis de la letra se puede apreciar la personalidad de una sujeto determinado, sino que se puede detectar enfermedades (física y mental), la agresividad, los niveles de inteligencia, si es mentiroso (a), la violencia, los problemas de sexualidad y, por si no fuera poco, a través de su terapia, se puede modificar la personalidad y ayudar a corregir (unos dicen que sanar) problemas de este sentido. Entre más fuertes y sorprendentes sean las afirmaciones, mayor cantidad y calidad de la evidencia se debe de tener.
Indagué personalmente en medios confiables, observando que mis dudas sobre la utilidad de la grafología se veían confirmadas en el sentido de que es un fraude, y para ello, con un poco de epistemología básica se puede desmontar este timo. A continuación, más detalles.
Ah, no confundir a la grafología con la grafoscopía, o con la caligrafía forense. Son cosas muy diferentes.
Los defensores de la grafología se apoyan demasiado en argumentos «pruebas» de naturaleza anecdótica, pues bien, es una falacia lógica, ya que se basan en «hechos» que pueden o no ser verdad, y con ello intentan llegar a conclusiones, limitando el proceso de estudio deductivo por la falta del conocimiento en detalles, el rechazo a hipótesis y se impide la generalización, es decir, debe ser cierto porque a “x” le dijeron bien cómo es, también a mí me lo dijeron, además, pasaron a personas a escenario, les dijeron cómo son, respondiendo que es cierto.
En el ámbito científico, la prueba anecdótica no es considerada como evidencia, debido a estar afectada por diversos sesgos cognitivos durante la recogida de datos o presentación del fenómeno en estudio. Pero no es descartable del todo este tipo de «prueba», ya que puede servir para generar hipótesis secundarias. Tener cuidado con estas pruebas cada vez que se presenten, repito, no son científicas.
Por otro lado, los escépticos de la grafología suelen argumentar que la simple falta de evidencia empírica científica es suficiente para catalogarla como pseudociencia, pero aún hay más.
La más fuerte consiste en que no sigue los principios del método científico. Los conocimientos en esta pseudociencia, en el sentido Popperiano, son difíciles o incluso imposibles de falsear; la evidencia en la que se suelen fundamentar es desproporcionada en comparación con sus conclusiones, además (Dean, Geofrrey A The Bottom Line: Effect Size in Beyerstein & Beyerstein (1992)), entre más exhaustivos son las revisiones por pares de la que ha sido objeto, así como más elevado es el medio donde se pretende publicar cualquier artículo de esta índole, más fuerte es el rechazo a los fundamentos de la grafología, por eso no vemos artículos suyos en revistas científicas de gran prestigio. Pueden buscar.
Otro punto muy característico: en la grafología ocurre con bastante facilidad el efecto Forer, o falacia de validación personal, o también efecto Barnum (por P. T. Barnum). Consiste en la observación de que las personas muestran un alto índice de aprobación cuando se describe su personalidad, descripciones que se adaptan a ellos, cuando en realidad son vagos y muy generales como para aplicarse a una amplia gama de personas (véase Tallent, N (1958). «On Individualizing the Psychologists's Clinical Evaluation». Journal of Clinical Psychology 14: 243-244.). Para detallar un poco más, el psicólogo Bertram R. Forer les entregó a sus estudiantes un extraño test de personalidad, y después, le pidió a cada uno evaluar los resultados del análisis en una escala del 0 (muy pobre) a 5 (excelente). Al final, en promedio se obtuvo un 4.2 y se les reveló que la descripción era la misma para todos los estudiantes. A continuación, se presenta:
«Tienes la necesidad de que otras personas te aprecien y admiren, y sin embargo eres crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes una considerable capacidad sin usar que no has aprovechado. Tiendes a ser disciplinado y controlado por el exterior, pero preocupado e inseguro por dentro. A veces tienes serias dudas sobre si has obrado bien o tomado las decisiones correctas. Prefieres una cierta cantidad de cambios y variedad y te sientes defraudado cuando te ves rodeado de restricciones y limitaciones. También estás orgulloso de ser un pensador independiente; y de no aceptar las afirmaciones de los otros sin pruebas suficientes. Pero encuentras poco sabio el ser muy franco en revelarte a los otros. A veces eres extrovertido, afable, y sociable, mientras que otras veces eres introvertido, precavido y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser bastante irrealistas».
Lo mismo suelen hacer los grafólogos en las conferencias, cursos, talleres etc., ¿te ha pasado o lo has visto?
Esto aún no termina. Existen muchos estudios estadísticos de los grafólogos, pero lamentablemente, estos no son de doble ciego, pero todos los estudios de doble ciego que se han realizado demuestran la ineficacia de la grafología.
El estudio de doble ciego es una herramienta del método científico usados frecuentemente para prevenir resultados en investigaciones en donde pueda estar presente el efecto placebo, el efecto Forer. Es una herramienta básica para prevenir sesgos. Es importante resaltar que, los ensayos de doble siego, describe una manera rigurosa de conducir un experimento con sujetos humanos, y en la mayoría de los casos se aplica para alcanzar un mayor nivel de rigor científico.
También tenemos ensayos de Triple ciego, o de selección al azar (RTC). Estos diseños experimentales tienen una alta jerarquía de evidencia, superados por metaanálisis de varios RTC bien diseñados. Invito a los defensores de la grafología, y principalmente a los grafólogos que defienden que su área es una ciencia, a usar estos diseños experimentales y así, comprobar sus postulados.
Otro problema importante con la grafología, son sus propios estudios estadísticos, donde el grado de validez es muy dependiente del tamaño de la muestra: las probabilidades de falla en el diagnóstico se dan en relación inversa a la cantidad de individuos en el grupo revelado. Se recomienda revisar el paper de Dean (1992), donde el autor enumera y describe los errores de diseño experimental, metodología y determinación de las premisas base cometidos por los grafólogos (Dean, Geofrrey A The Bottom Line: Effect Size in Beyerstein & Beyerstein (1992)).
La grafología, emplea el pensamiento alegórico, es decir, relaciones de causalidad, cayendo en falacia de falsa causalidad.
Otro lío gordo, es el problema de absoluto de la carencia de estandarización, donde los diferentes «grupos» de grafólogos emplean métodos o técnicas diferentes, y donde también los postulados varían mucho, por ejemplo, un analista puede decir que cierto rasgo es representativo de un comportamiento sádico, mientras otro, de una persona bromista (http://www.quackwatch.org/01QuackeryRelatedTopics/Tests/grapho.html).
Se realizaron 17 estudios científicos (http://www.quackwatch.org/01QuackeryRelatedTopics/Tests/grapho.html) respecto al uso de la grafología en las áreas empresariales, demostrando la inutilidad de esta técnica para predecir el rendimiento laboral de los candidatos.
Además, más de 200 estudios (https://www.theguardian.com/education/2005/feb/10/science.highereducation1) (paper de Jennings, Amabile y Ross (1992)) demuestran la inexistencia de relación alguna entre la personalidad del individuo con los rasgos de su escritura. Se sugiere que la capacidad de la grafología para «adivinar» se basa en la difusa información de género y posición social implícitas en la forma del trazado de las letras.
En otra investigación, realizada por Rafaeli y Klimoski (1983), no se encontró ninguna evidencia de la validez en la grafología para predecir el éxito en vendedores. (Rafaeli, A. & Klimoski, R. J . (1983). Predicting sales success through handwriting analysis: An evaluation of the effects of training and handwriting sample content. Journal of Applied Psychology, 68(2), 212-217).
La Sociedad de Psicólogos Industriales de Holanda examinó 2250 diagnósticos grafológicos, concluyendo que «la grafología como método es altamente cuestionable y con mínima probabilidad de valor práctico» (Jansen, Abraham (1973). Validation of graphological judgments: An experimental study. Mouton).
King y Koehler reunieron a un grupo de voluntarios sin conocimiento alguno sobre grafología, y les pidieron que intentaran determinar la personalidad de determinados redactores (a quienes no conocían) basándose en sus escritos. La coincidencia de sus diagnósticos con los de grafólogos profesionales fue asombrosa, no sólo en los resultados concretos sino en la metodología empleada: intuitivamente asignaban cualidades de personalidad según los signos que metafóricamente la escritura parecía indicar; por ejemplo, un trazo ascendente era asociado con una mentalidad optimista. Los investigadores, entonces, seleccionaron a redactores cuyas personalidades eran diametralmente opuestas a lo que su escritura parecía indicar, por ejemplo, individuos de carácter pesimista pero que escribían con trazo ascendente. Los voluntarios continuaron diagnosticando cualidades de optimismo en este caso. Estos hallazgos confirman una de las principales objeciones hechas a esta disciplina: dada la habilidad intuitiva que tienen la mayoría de los legos para arribar a las mismas conclusiones que los profesionales, resulta sencillo para cualquiera el alterar la forma de su escritura de manera de dirigir al practicante al diagnóstico deseado, lo cual invalida de raíz la presunta capacidad predictiva de la grafología (https://www.theguardian.com/education/2005/feb/1).
En 1987, un estudio llevado a cabo por Furnham y Gunter demostró que la grafología era incapaz de predecir el puntaje en el test de Eysenk con base en muestras de escritura del mismo grupo relevado (Furnham, A. & Gunter, B. (1988). Graphology and personality: Another failure to validate graphological analysis. Personality and Individual Differences, 8(3), 433-435).
En 1988, otro estudio llevado a cabo con un grupo de grafólogos determinó que estos no eran capaces de predecir las puntuaciones del test Myers-Briggs a partir de las muestras de escritura proporcionadas (Bayne, R., & O'Neill, F. (1988), «Handwriting and personality: A test of some expert graphologists' judgments», Guidance and Assessment Review (4): 1-3).
En 1982, un metaanálisis de 200 estudios concluyó que la grafología era incapaz de predecir ningún rasgo de personalidad en ningún test (Jennings, D. L., Amabile, T. M., & Ross, L. (1982), Informal covariation assessment: Data-based versus theory-based judgments. In D. Kahneman, P. Slovic, & A. Tversky (Eds.), Judgment under uncertainty: Heuristics and biases, Cambridge, England: Cambridge University Press, pp. 211-238).
A pesar de todo esto, los grafólogos y sus defensores se aferran en seguir con que la grafología es una ciencia y que funciona (sin mostrar evidencia de ello), inclusive, algunos han señalado que se desarrollan software para analizar la escritura y a través de ella conocer la personalidad, pero, si el análisis no sirve, pasarlo a software no ayudará en nada. También suelen sacar la carta en la que los gabinetes de RR.HH. para la selección de personal, pero es una farsa demostrada (Bangerter, Adrian; Konig, C. J., Blatti, S., Salvisberg, A. (2009). «How Widespread is Graphology in Personnel Selection Practice? A case study of a job market mith». International Journal of Selection and Assesment 17 (2): 219-230).
Ahora bien, a todo esto, vendrá la típica pregunta: si esto no sirve, ¿por qué sigue dándose? La respuesta es sencilla, y se resume con el siguiente símbolo: $... $$$$$$$$$$.
Otros argumentarán lo siguiente:
La ciencia avanza de esa forma, corrigiéndose, por ejemplo, la astrología evolucionó a astronomía (aunque es falso, dado que cuando se desarrollaron los primeros conocimientos astronómicos, a la par, surgió la astrología, que desde siempre tuvo críticos) y cosas por el estilo, ¿puede pasar lo mismo con la grafología no? Esto puede o no puede pasar, pero después de tanto tiempo y con el desarrollo actual del conocimiento científico, eso sería ya una realidad, por tanto, como ocurre con el psicoanálisis, es altamente poco probable que posteriormente sea ciencia.
Esto parece un monopolio de la ciencia. No porque lo diga la ciencia es verdad, hay que darle oportunidad a otros conocimientos, como el tarot, la quiromancia y la lectura del pan que te comes en las mañanas.
La verdad depende de la cultura (no, estas son tonterías posmodernistas. Recomiendo leer el libro de Imposturas intelectuales, de Alan Sokal).
Algunos insultarán, pero eso no es un argumento, es falacia.
Este post está dedicado a todos los profesionales y estudiantes, para que esté prevenidos contra esta pseudociencia y charlatanería que nada tiene de utilidad… bueno, sirve para algo, y es quitar el dinero que bien puede ser empleado para capacitarse en cosas que sí sirvan, que no sea un timo, en comprar el libro de Carl Sagan referido al principio, además, otro libro muy bueno llamado Qué es esa cosa llamada ciencia, de Chalmers.
A veces, la causa de que termines creyendo cualquier tontería radica en que en las universidades no se ofrece una educación o preparación adecuada en términos de conocimiento científico, pero eso no debe desanimarnos, seamos autodidactas y aprendamos por nuestra cuenta, seamos escépticos metodológicos.
Mucho de lo aquí expuesto puede ser encontrado en muchas otras fuentes de información, pero se presenta aquí, de una forma más resumida, para el correcto análisis de todos.
Recuerden: Sin ciencia, no hay futuro.
Ah, también, cuídense, que estamos rodeados de muchos charlatanes.