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La mujer migrante



"QUE LEJOS ESTOY DEL LUGAR DONDE NACÍ".

La migración es un fenómeno que ocurre en diferentes partes del mundo. Existen diferentes motivos para que una persona decida migrar de un país a otro, pero principalmente están los motivos económicos y políticos. Migrantes son aquellos quienes, sin importar el motivo, salen, transitan o llegan a un país distinto al suyo, o a un territorio en donde antes no vivían o trabajaban.

Un grupo vulnerable en éste entorno son el género femenino. La violencia está presente prácticamente a lo largo de todo el camino de la migración. La modalidad de violencia en contra de las mujeres migrantes más difundida por los medios de comunicación es aquélla que ocurre durante el tránsito, de la que son objeto de violación sexual, física y psicológica, principalmente las mujeres que viajan sin documentos. Pero la violencia puede permear la estructura social del lugar en el que viven, puede darse de manera emocional y psicológica para las mujeres que permanecen en las comunidades de origen por quedarse “solas”, al igual que en el país de destino tanto en el hogar como en el ámbito laboral, e incluso durante el retorno. La desconfianza de la autoridad, el temor a la deportación y a la “pérdida” de derechos, entre otros factores, contribuyen a la mínima denuncia de la violencia en contra de las mujeres en la migración, en especial de las migrantes en situación irregular.

La integridad de la familia se ve amenazada a lo largo de todo el proceso migratorio. Durante el traslado, los traficantes suelen separar a las madres de sus hijos(as), porque en algunos casos es más fácil cruzar a los niños y niñas por los puntos de internación con documentación falsa, mientras los adultos son dirigidos por rutas con mayores riesgos. De manera similar, la separación familiar se da en los países de destino en tanto las deportaciones de padres y madres sin documentos les apartan de sus hijos e hijas. La integridad familiar es uno de los aspectos clave a los que debe atender una política migratoria que verdaderamente vele por los derechos humanos de las personas migrantes.

“La normalización de la violencia, la falta de acceso a la justicia, la discriminación, el señalamiento, la impunidad, y la revictimización hacen de la violencia sexual contra las mujeres migrantes en México, una situación compleja de dimensionar”, señala el IMUMI (Instituto para las Mujeres en la Migración).

De acuerdo con la Encuesta sobre Migración y Salud Sexual y Reproductiva de Migrantes en Tránsito en la Frontera México-Guatemala 2009-2010, realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública, el 29.1% de las mujeres dijo haber sufrido menosprecio y humillaciones públicas, el 20.4% recibió amenazas de lesiones, y el 11.7% denunció que otras personas controlaron sus actividades, dinero y tiempo.

En cuanto a la violencia física, el 16% de las migrantes denunciaron ser víctimas de heridas, lesiones y fracturas; mientras que un 9.2% dijo haber padecido manoseos y tocamientos; un 8.3% que fue forzada a tener sexo; y un 28.2% dijo que ofreció sexo a cambio de bienes (dinero, protección, alojamiento, etc.). Otro dato relevante de la gráfica del IMUMI es que las mujeres logran cruzar el territorio mexicano y entrar a Estados Unidos de forma más eficaz que los hombres, “gracias a sus estrategias de viaje, las cuales no implica un tránsito libre de violencia o garantía de seguridad humana”.

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