Patricia Altamirano Benitez.
Estudiante de Criminología y Criminalística.
San Martín Texmelucan, Puebla.
Sus orígenes fueron en las décadas de los 70’ y 80’, una de las dictaduras más largas de América Latina donde existían coordinaciones criminales bajo las dictaduras del Cono Sur, en la cual estaban involucrados Brasil, Argentina, Paraguay, Chile, Bolivia y Uruguay, por un acuerdo multilateral, para la desaparición y asesinato trasnacional con la protección y apoyo de Estados Unidos.
En noviembre de 1975 se firmó un pacto que permitía a sus fuerzas de seguridad nacional realizar la represión contra los izquierdistas fuera de sus fronteras nacionales. Esta coordinación represiva era considerada como código para la organización multinacional del crimen con el objetivo de perseguir, asesinar y torturar a los opositores, dirigentes políticos, sindicalistas, estudiantes y todo individuo sospechoso de ser izquierdista sin contención alguna. Dentro del marco de esta asociación ilícita sus principales acciones se basaban en la obtención de información a través de torturas, pedidos de detención transfronterizos, formación e instrucción de equipos multinacionales para atacar a los objetivos, creación de centros clandestinos como “Automotores Orletti”, apropiación de niños entre, otros.
Los principales en idealizar y ejecutar la Operación Cóndor fueron los dictadores Augusto Pinochet, de Chile; Alfredo Stroessner, de Paraguay; Hugo Banzer, de Bolivia; Jorge Videla, de Argentina; Juan María Bordaberry, de Uruguay, diseñado en Washington en colaboración de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), bajo la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), se incluyó servicios de inteligencia de muchos países, participaron asociaciones criminales como la Triple A de argentina, hombres que tenían relación con la Interpol, etc.
Esta operación funcionó en tres fases:
1) Intercambio de información y cooperación entre los servicios de inteligencia policiales y militares para conformar un banco de datos.
2) Pasar de la información a la acción encubierta, de ésta manera espiaban, torturaban, asesinaban o desaparecían a sus objetivos.
3) Las operaciones podían realizarse dentro o fuera de su nación formándose equipos a través de documentación falsa, reclutando militares y terroristas.
En diciembre de 1992, el abogado de nombre Martín Almada, abogado paraguayo descubrió los “Archivos del Horror” de Paraguay, documentos oficiales y membretados comprobando las coordinaciones criminales del Cono Sur, durante los 35 años de la dictadura de Alfredo Stroessner, donde mantuvo a su país bajo terror, persecución y aislamiento. Almada, había sido secuestrado y torturado junto con su esposa por la policía y fue rescatado por una intensa acción nacional en 1977. En esos archivos se encontraron cifras del genocidio donde 50 mil fueron asesinados y más de 400 mil presos latinoamericanos fueron víctimas del Estado terrorista cuya base se diseñó en Washington. Eran memorias del crimen escritas por los mismos victimarios que no imaginaron que en cada frase concreta alguien los leería, cartas e informes de hombres claves, datos sobre espionaje, sucesos de guardia fríos y algunos documentos detallados con precisión de cientos de desaparecidos, secuestrados, asesinados en prisión, manuales de procedimiento o instrucciones de interrogatorios.
Referencias
Calloni, E. (2001). Operación Cóndor. Pacto criminal. México: La jornada. Recuperado de http://esystems.mx/BPC/llyfrgell/0731.pdf
UNESCO, CIPDH. (2016). Operación Cóndor. 40 años después. Recuperado de http://centroprodh.org.mx/impunidadayeryhoy/DiplomadoJT2015/TxtInt/Operacion%20Condor%2040%20a%C3%B1os%20despues%20UNESCO.pdf
Carmona, E. (2009). La operación cóndor sigue vigente. Recuperado de http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/reconcep/reconc-00433.pdf
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